martes, 14 de enero de 2014

Valparaíso y Viña del Mar



"Valparaíso, qué disparate eres", decía Neruda.
Con 42 cerros, calles empinadas, todas las casas de colores y una neblina que refresca y acompaña hasta el mediodía. Un auténtico laberinto con pinturas que evocan al mar, o a Allende, a las aves o a las mujeres, con guiños a Neruda y a Mistral (el futuro de los niños es hoy, mañana será tarde).
Y mirando al mar, un océano que hoy me regaló la visión de lobos marinos.
Y Viña del Mar, su vecina, casi llana, con cierto aire burgués,  con un río que la vertebra, con una desembocadura casi cerrada por una muralla de arena que construyó el mar, con playas, de agradable paseo, con rocas coronadas por pelícanos, grandes, que pasan volando muy cerca, y suerte que no suelten lastre en pleno vuelo y te caiga encima, como le ocurrió a un chico detrás mía.
Llegué en transporte público (por mi cuenta, nada de tours), que funcionó de maravilla. Muy agradecida a todos los que me dieron alguna información, sobre todo a unos compañeros del hostal.




















1 comentario:

  1. Si puedes, visita la casa del partido comunista (barrio Paris y Londres), hoy declarado monumento nacional, ahí destacan a su entrada las innumerables placas redordando los nombres de todas las personas que fueron torturadas en ese mismo sitio, es impactante.
    Besos Lola.

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