jueves, 6 de marzo de 2014

Hornopirén

Hornopirén, según me dijo un muchacho, significa lugar de encuentro.
Es un pueblo situado al este del golfo de Ancud, al que llegan las barcazas que vienen del sur. Por el que pasa la gente que va a Puerto Montt.
Al oeste de la villa, allá donde termina el camino se encuentra el camping de Patagonia El Cobre, con su acogedor café literario, donde estoy acampada, con la selva alrededor. Todas la mañanas desayuno con la compañía de colibríes. Hace un par de tardes, sentí atardecer desde los ventanales del café, al calor de la chimenea, leyendo, mirando al mar, a las islas, a las nubes doradas, al verde intenso de la vegetación. Bárbara, la sobrina de los dueños, que ha trabajado durante el verano, estaba allí conmigo, haciendo la contabilidad de la temporada, escuchando a Mercedes Sosa. Charlamos de la naturaleza, ella también siente gran amor y respeto por ella. Un momento de melancolía y de paz absoluta.
Estos próximos días voy a ir con ella, su tío y otro chico que trabaja allí en kayak a visitar las termas de porcelana y un géiser. Estoy contenta porque el sitio es maravilloso y esta gente es encantadora.
Por acá hay grandes contrastes de temperatura. Lo mismo me siento helada en el Lago Cabrera, que calentita en las termas de Pichicolo.
Pero a gusto en todas partes.

Llamas en Hornopirén


Cisnes de cuello negro


Termas de Pichicolo

Termas de Pichicolo

Leyendo y disfrutando del atardecer en el café literario

Lago Cabrera

Lago Cabrera

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