lunes, 10 de marzo de 2014

Kayak, termas, barco, aventuras y desventuras

Tres días de naturaleza, para visitar las termas y géiser de porcelana, en kayak, en el fiordo Leptepu.
La tarde de antes, navegué un poco para probar el kayak, y fue precioso, pues pasaría a escasos cinco metros de dos lobos marinos, que me miraban muy curiosos.
El primer día por la mañana, remamos hasta la rampa desde la que salía el barco hacia Leptepu, embarcamos. Volví a hacer el mismo camino que cuando llegué a Hornopirén, pero a la inversa y todo el trayecto con la luz del día. Al llegar, remamos por un pequeñísimo fiordo para calentar, y nos dirigimos hacia el lugar donde plantaríamos nuestro campamento esa noche. Lo dispusimos todo, carpas, fogata, cocinamos, hicimos una merienda (once le llaman aquí) cena y, ya de noche, nos fuimos remando hacia el camino para llegar a las termas.
Caminamos un poco y nos bañamos en el agua calentita en medio del bosque, rodeados por helechos, mirando las estrellas en el cielo y en el reflejo.
Después empezó a llover y ya no paró.
Por ello, al día siguiente hubo cambio de planes. El mar estaba muy revuelto para el kayak y, para llegar al géiser había que cruzar caminando un río que iba muy crecido. Así que no tomamos los kayaks y anduvimos bajo la lluvia por nuestra zona.
La vegetación es muy espesa y muy variada. Bosques horizontales y verticales, de árboles, arbustos, helechos (de muchas clases), musgos, líquenes. Acabamos bañándonos en las termas, esta vez con la luz de la tarde, comiendo una manzana, como Eva en el paraíso.
Robert, el guía, es un hombre con la mirada de un niño, que vive en total sintonía con la naturaleza, la conoce, la respeta y se sirve de ella. He aprendido muchas cosas de él. En cierto momento hasta me recordó a mi padre, siempre creativo, activo, construyendo, inventando.
El último día amanecieron las montañas con nieve fresca, el tiempo está bien helado. Desayunamos contundente, recogimos y remamos. Estaba más tranquilo y se podía disfrutar. Vimos muchísimos jotes (parecidos a los cóndores, más pequeños) cerca de las salmoneras.
Llegamos al punto de embarque para regresar a Hornopirén y allí permanecimos...
El barco salió con siete horas y media de retraso. Allá hicimos amigos, compartimos comida, cocinamos. Incluso Nicolo, que venía con nosotros hizo un fuego y cocinó un buen puchero. Hacía muchísimo frío.
Llegamos casi a las tres de la mañana y remamos hasta el camping. La noche estaba magnífica. Al remar brillaban miles de noctilucas. Nos tomamos una infusión y un pastel. No me quedaban ni dos horas de descanso. Bien temprano continuaba mi camino.

Barcaza que nos llevó a Leptepu

En el golfo de Ancud por la mañana. Un lobo marino descansa encima de la boya









Aguas termales
Bárbara
Robert resguardado bajo las nalcas

Aguas termales










El paraíso

3 comentarios:

  1. Lola, te picaron las sanguijuelas?, estoy muy intrigada.

    ResponderEliminar
  2. lola.....que hermosa, sencilla y emocionante tu relato......espero poder mostrarte las maravillas de los geicers en otra oportunidad...el atraso del ferry impidió realizar la entrevista con otro español que ha hecho un buen trabajo en televisión chilena.....me desperté a las 11 am después de dormir como un tronco y ya fué muy tarde, pues él había de volver a Stgo....espero no construyan la carretera por los fiordos.....un abrazo para ti y joaquín.slds robert

    ResponderEliminar