martes, 18 de febrero de 2014

En tierra de nadie

Lo pasé remal y luego rebien (como dicen los argentinos).
Y es que volví a estar al borde de la lágrima, muy nerviosa. El transfer que me debía llevar hasta la Laguna del Desierto, pasó algo tarde, yo le hice una señal, pero no paró. En realidad yo no sabía si era ese, pero fue el único. Miraba la hora y veía que no iba a llegar a mi embarcación y a todo lo demás. Y en mi hostal no había nadie... Asi que lo dejé todo en la calle y entré al de en frente, y allí llamaron a la agencia que me había vendido los billetes. Efectivamente, el transfer no paró. A los cinco minutos vino otro coche a llevarme, ya con retraso. Pero llegué, tan sólo diez minutos antes del zarpe. Ya en el barco, asomaron unas lágrimas para liberar la tensión.
Entonces todo fue un disfrute. La travesía por el lago dura menos de lo que uno desea, porque el paisaje es tremendo. Entre montañas con glaciares colgantes y, al fondo, el Fitz Roy, ya envuelto en nubes. Por lo visto, no le gustan las despedidas.
En la punta norte esperaba Tito, el gaucho que me iba a llevar la carga hasta el otro lago. Yo pensaba llevar la mochila con las cosas de acampada, pero propuso llevármelo todo porque él pasaría la noche en su casa, a mitad de camino y allí podría acampar. Así que hice todo el camino (21km) sin carga ninguna. Y compartí gastos y camino con Evelyne una mujer francesa, directora de una escuela, que vivía en una isla de la Bretaña y que se había tomado un año sabático, y viajaba cinco meses sola porque su esposo no quería viajar. Muy agradable.
En punta norte se pasa el control de pasaporte argentino, y hasta el otro lago, no se hace el chileno. Así que en mi pasaporte no figura que pasara la noche en ningún sitio. Fue una magnífica noche, muy tranquila, con la paz que da la naturaleza y un lugar tan remoto, pensando que estaba en tierra de nadie... Pero no. Por la mañana, Ariela, la última tehuelche, una muchacha de lo más simpático y silvestre, me dijo que todas las tierras son de Tito y su hermano, que son de los chilenos más ricos en cuanto a tierras. Y vive con una sencillez absoluta, en una casa antiguo puesto de carabineros, avanzadilla chilena en la frontera, cuando su conflicto con Argentina; y amansando a sus caballos con ternura, y dejando libres a sus vacas.
Gente en armonía con la naturaleza, y cuya mirada transmite una nobleza absoluta.

Navegando en la Laguna del Desierto

Recién liberada la tensión del problema con el transfer


Glaciar Trinidad, Laguna del Desierto


Laguna del Desierto

Glaciar, Laguna del Desierto

Por el sur de la Laguna del Desierto se vislumbra el Fitz Roy. Aquí sólo se ve la base bajo las nubes.

Laguna del Desierto y Fitz Roy entre las nubes

Laguna del Desierto

Caballo que llevó mi carga

Lago O'Higgins

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