jueves, 6 de febrero de 2014

Segunda navegación

De Punta Arenas a Puerto Williams.
Del Estrecho de Magallanes al Canal Beagle.
Una navegación imprescindible en este lugar del mundo.
El "Yaghán" es más discreto que el "Amadeo I" (primera navegación), en todo. En tamaño, duración de viaje y servicios a bordo. Excepto en la belleza del paisaje, ahí es insuperable.
Por el laberinto de canales que forma la costa sur de Chile, saludan al paso cientos de maravillosas montañas nevadas e islas. Incluso un buen puñado de glaciares que asoman al mar; algunos, incluso lo tocan, muriendo allí mismo. Un paisaje tan bello que parece irreal.
El viento sopla y el frío aprieta. Pero todo se compensa a través de la vista.
Charlé con el capitán. Me enseñó más cosas sobre navegación, cartas y radar. Y me contó, que en invierno, con las noches tan largas, a veces sufren tormentas blancas y alguna vez han retirado un metro de nieve de la cubierta. Duras condiciones, muy duras.
Conocí a unos muchachos que también iban a hacer el trekking de "Dientes de Navarino" y decidí comenzar con ellos el día de la llegada.
Unas horas antes de llegar a Puerto Williams el barco realizó una parada en un lugar muy remoto llamado Yendegaia. Allí desembarcó un cargamento de heno para dar de comer a cinco animales de granja que viven allí junto a siete carabineros y dos perros. Y nada ni nadie más, con la vista del mar, tierra y montañas nevadas.
Estando allí, uno de los muchachos nombró el sendero del Parque Karukinká (aunque él lo pronunció sin acento). No me esperaba que nadie dijera esa palabra, y le pregunté dónde quedaba. A unos ochenta kilómetros de allí, a cuatro horas en auto desde Punta Arenas. Me sonreí, y les conté lo que signigica Karukinká. Mi tierra, Tierra de Fuego. Volví a sonreir.

Punta Arenas desde el mar












Hay glaciares que tocan el mar

Muchísimo frío en el Pacífico viendo glaciares





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