martes, 11 de febrero de 2014

Emociones montañeras

Anoche, cuando llegué a El Chaltén, estaba sumergido en una oscura nube, llovía, pegaba el viento, y yo cargaba todo mi equipaje hasta el final del pueblo. No buen augurio.
Pero esta mañana amaneció espléndido, por lo visto hay una ventana de buen tiempo.
Subía para la montaña con una felicidad que no me cabía en el cuerpo, y una sonrisa que se me salía de la cara.
Una excursión del día, quería algo tranquilo, pero como iba sin gran carga, las piernas me llevaban solas, casi sin sentir los 800m de desnivel.
Cuando llegué al mirador de la loma del pliegue tumbado, sentí tal emoción, que hasta se desdibujó mi perenne sonrisa.
Mis retinas están en éxtasis contínuo. Quedé allá arriba hora y media, contemplando el magnífico Fitz Roy, y adivinando la cumbre del Cerro Torre, cubierta por las nubes. Miraba todas las montañas, cubietas de nieve, y surcadas por glaciares, que originan lagunas verdes, grises, lechosas. Al otro lado el Lago Viedma, azul turquesa y la pampa. Y todo el valle, genial enclave de El Chaltén. Miraba el mapa y, con la vista me hacía a la idea de en qué lugares dormiré los próximos días (me esperan cuatro días, tres noches dentro de ese paisaje).
Estoy emocionada, sabiéndome en una de las mecas de muchos montañeros y escaladores. Ésta era una de las paradas imprescindibles y, sólo con hoy, ya me voy llena.
Ya bajando, saludé a una pareja: ¡hola! Él me contesta, ¡hola! ¿cómo estás? Yo lo miro y le digo con una gran sonrisa: ¡Estoy feliz! Y los tres nos echamos a reír.

Desde la entrada del pueblo ya se divisa el Fitz Roy


El Chaltén

Panorámica subiendo


Vista desde el mirador de la Loma del Pliegue Tumbado




Monte Fitz Roy, Laguna Torre y Cerro Torre entre las nubes


Cerro Torre bajo las nubes

Laguna Torre
Foto de mi amigo Heinz, en el mismo lugar, unos días más tarde. Él pudo ver el Cerro Torre sin nubes.

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